Hola soy Pigmalión y esta es mi historia. Un buen día estaba en mi casa pintando y esculpiendo como siempre. Comencé a trabajar sobre un trozo blanco de marfil hermoso y puro, y empecé a esculpir. Fui "dibujando" una silueta prácticamente perfecta, las curvas de sus caderas, sus finos y largos dedos, su expresión angelical, sus ojos dulces y serenos... , me estaba quedando realmente hermosa.
Cada día fui haciendo un trozo más de su delicado cuerpo y poco a poco fui embrujado por su fantástica belleza y, sin quererlo, me enamoré de aquella estatua de marfil. Pensaréis que estoy loco, yo también lo creia pero ella era diferente a las demás.
Un buen día fui al pueblo a por más material y yendo por la calle me di cuenta de que las calles estaban muy adornadas, me agaché y cogí del suelo unos pétalos para ella, la mujer de marfil. Cuando quise darme cuenta me fijé que era el día de la diosa Venus y quise irme rápidamente a casa, cuando de repente una multitud de gente me llevó hasta la diosa Venus.
Cuando estuve frente a ella, en su altar dije: " Venus ya conoces mi drama, oh Venus te lo suplico, si puedes concederlo todo, haz que sea mi esposa una mujer como la de marfil". Me quedé un rato callado y añadí: " Gracias" .
Cuando volví a casa, allí estaba ella tan radiante como siempre; me acerqué a ella y le besé sus labios, eran cálidos, pensé que me estaba volviendo loco pero ella me acarició la mejilla, me sorprendí y me puse muy contento; de la alegría la cogí de la cintura y la llevé para que pudiera ver el mar y al cabo de un rato añadí: " Mi nombre es Pigmalión" y ella con voz dulce y amplia sonrisa añadió: " Ya lo sabia".
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